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Seda, un libro recomendado para románticos emprendedores.

El libro que llegó a mis manos huele a seda, a nuevo y sus hojas son un tanto ásperas. Esa fue la primera caricia de Alessandro Baricco entre mis dedos y mi olfato. Esta obra me enseñó que para tener fortuna es preciso emprender un negocio nuevo y algo complicado. A veces este puede implicar algún riesgo si es que no se consolidan acuerdos. Siempre habrá un ganar-ganar de parte y parte. A esto se enfrentó el francés Hervé Joncour, quien compraba gusanos de seda a Hara Kei, gobernador de la isla japonesa. Saboreó el éxito y el fracaso en los negocios. El fracaso cuando se le pudrieron los gusanos de seda que traía de Japón pero luego de un tiempo recuperó lo perdido invirtiendo todo su capital. Debía traer los gusanos de seda a manera de contrabando, pues no era lícito su comercio. Héléne, esposa de Hervé Joncour, pasaba días de soledad porque su esposo viajaba para poder comprar gusanos de seda y comercializarlos en su pueblo Lavilledieu.


Francia y Japón se unieron en nombre del comercio. Prevalece en la obra la cultura japonesa: los vestidos de seda, las geishas, las bebidas del sake y el té. La serena personalidad de los japoneses y a la vez cautelosa. La sensualidad de las japonesas, desde su modo de seducir, el cuidado de su cuerpo, hasta su cabello lacio y largo.


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Seda. Ilustración por Rosario Lucas.

Instagram @rosariolucash


Este libro, a más de relatarnos sobre viajes, erotismo, amor, negocios es una caja de pandora poética. Cada obra que leemos es un viaje nuevo y este me ha dado más de lo esperado. Me deja como reflexión que el trabajo es necesario para vivir pero no debemos olvidarnos de quienes nos aman y se preocupan por nuestro bienestar. El amor es parte de nuestras vidas, nos motiva a bajar las cortinas de las pesadillas y a buscar soluciones. Si tienes una pareja que te ama valórala. Hélén fue en todo sentido una seda para su esposo. Una mujer dulce, fiel que hasta se dio modos para estar cerca sin que él lo sospechara. Lo sedujo, lo enamoró a su modo, aprendió el arte de la seducción con las geishas. Quería hacerlo sentir que ella siempre estuvo con él. Entonces podríamos decir que casi no hubo ausencias y alguien tuvo que ceder para hacer notar la fuerza del amor.


Frases destacadas:


Una vez había tenido entre sus dedos un velo tejido con hilo de seda japonés. Era como tener la nada entre los dedos.


(Carta en japonés) “Parecía un catálogo de huellas de pequeños pájaros, compilado con meticulosa locura. Era sorprendente pensar que, por el contrario, eran signos, es decir, cenizas de una voz quemada”.


Mil veces buscó los ojos de ella y mil veces ella encontró los suyos.


Se puso a observar la luz que temblaba borrosa, en la lámpara. Y, con cuidado, detuvo el Tiempo durante todo el tiempo que lo deseó.


Lee el vuelo de tu flecha si quieres saber tu futuro, me dijo mi padre.


Herve al referirse a su esposa Hélén: “Ella leía un libro en voz alta y eso le hacía feliz porque pensaba que no había otra voz tan bella como aquella en el mundo”.


Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto.


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